Visitando a Alaska~

-H-hace de-demasiado frio a-aquí... -dije tiritando, mientras trataba de calentar inútilmente mis manos bajo los guantes con mi aliento- Y y-yo que pensaba que A-Alemanía era frío...
Caminaba a través de la nieve, iba a visitar a Alaska, según las indicaciones no debía faltar mucho. Ni siquiera estaba nevando, y cielo estaba despejado, pero aún así el clima era mortal para alguien como yo que vivió en un lugar tan cálido como Roma.
Pero es muy bonito, pensé viendo el paisaje, me encantaría pintarlo, y eso era justamente lo que venía a hacer. Alaska y yo íbamos a pintar juntos, no sabía que ella pintara.
-Aquí debe ser... -murmuré mientras me acercaba a una casa, feliz de poder entrar a un lugar más cálido, toqué el timbre mientras cargaba lo necesario en una mochila.

Spoiler:

Ese era un buen dia, penso para si misma mientras terminaba de regar las flores de su jardin para despues escuchar como sonaba el timbre. Abrio la puerta y se encontro con un agradable joven de cabellos cafes.

-Oh, Italia-kun, bienvenido... -Sonrio con alegria al tener una visita. -Pasa por favor. -Abrio la puerta en su totalida para darle acceso a su hogar. -No es muy grande y lujosa, pero por favor sientete como en tu casa, ¿Gustas un poco de chocolate caliente?

-¡Hola Aslaka! -dije dando un abrazo a Alaska y un beso en la mejillas como saludo, luego escuché lo del chocolate y la idea me entusiasmó- ¿Chocolate caliente? ¡Claro que sí!
Duré así unos segundos, luego la solté y dejé mi mochila en el suelo junto a la puerta, no creía que le molestara.
-¿Y cómo has estado? -dije, mientras veía su casa, que era bastante rústica y agradable; me gustaba estar ahí dentro donde todo era mucho más cálido que fuera -¿Cómo le haces para soportar este clima, ve~?

-Muy bien, muchas gracias Italia-kun... -Le dedico una pequeña sonrisa para despues dirigirse a la cocina y llevarle un poco del chocolate caliente que habia preparado unos momentos antes. -Bueno, me he acostumbrado al clima... -Dijo mientras le daba la bebida. -Aun cuando es un poco frio, no cambiaria mi casa por nada del mundo... -Sonrio feliz mientras se sentaba frente a el. -Espero que no haya sido un viaje muy pesado para ti, mi casa esta un poco retirada de la ciudad... -Se ruborizo apenada al darse cuenta de que quizas el chico lo habria pasado mal.

Tomé un sorbo del chocolate que Alaska me había traído, el líquido bajó por mi garganta produciéndome una sensación de calidez bastante agradable, sólo me faltaba estar todo cobijadito y listo.
-Está... delicioso -dije mientras fantaseaba con una rebanada de pastel, luego volví a la realidad y respondí a lo que me había dicho-: No, la verdad es que me ha gustado mucho... ¡Tienes una casa bastante linda! ve~ Los bosques y todo eso... ¡en Italia sólo neva en navidad! Y aquí es como si la nieve nunca... se derritiera.
Le sonreí y me acabé el chocolate en otro sorbo, espero no haya pensado mal de mí por eso.
-Entonces... ¿Quiéres que pintemos algo? Hace mucho que no pinto, espero no haber perdido la habilidad...
Era cierto, tenía mucho tiempo sin tocar los pinceles, no estaba muy seguro de porqué, pero me pareció buen momento para retomarlo en cuanto recibí la invitación de Alaska, que por cierto es bastante linda.

Sonrió un poco ante los comentarios del italiano y ella misma dio un sorbo a su chocolate antes de responder.

-Muchas gracias Italia-kun, en verdad te agradezco el que aceptaras mi invitación, y es cierto lo que dices, generalmente aquí hay nieve todo el año, incluso durante el verano, pero ese no es ningún problema para mi… -Se levanto del sofá y se dirigió hacia le ventana para abrir las cortinas y mostrarle el paisaje de un hermoso lago congelado. –Si gustas podemos comenzar por pintar eso… -Le sonrió.

–Si gustas podemos comenzar por pintar eso… -Me dijo luego de señalarme un hermoso lago congelado que estaba tras unas cortinas. Era increíble que tuviera algo así como patio trasero, yo que sólo tenía los canales de Venecia, y sólo cuando podía ir a visitar mi casa de verano.
-¡Veeeee~ me encantaría! -respondí pegando mi rostro contra el cristal- ¡Es hermoso! ¿Se puede patinar en él?
Nunca había patinado sobre hielo, era algo que sólo veía en las películas o dibujos animados, pero no podía ser tan diferente de patinar con patines de ruedas ¿verdad?, me imaginé que Alaska debía de hacer eso con naturalidad.
Podría quedarme admirándolo por horas, pero era mejor salir a verlo a través del cristal.

Comenzó a reír satisfecha al ver la reacción del muchacho.

-Claro, se puede patinar en el… -Se dirigió a uno de los armarios cercanos y saco dos pares de patines, obviamente los más pequeños eran los de ella. –Creo que estos podrían quedarte… -Le sonrió mientras le extendía un par. Acto seguido lo tomo de la mano y lo guio fuera de la casa en donde pudieron ver en su totalidad el lago. –Quizás no sea una pista profesional, pero créeme que prefiero este lago para patinar…

–Creo que estos podrían quedarte… -me dijo luego de sacar un par de patines y darme unos, era la primera vez que iba a usar unos de esos, espero que no termine siendo la última... De pronto me tomó de la mano y salimos, el viento me golpeó en el rostro, pero me sentía feliz así que no me importó.
–Quizás no sea una pista profesional, pero créeme que prefiero este lago para patinar… -dijo, mientras yo admiraba el lago con la boca abierta, parecía de una película o algo así.
-¡Es genial ve~! -le dije, mientras me sentaba en la nieve al borde del agua congelada y la tocaba con un dedo- ¡Parece vidrio!
Luego me puse los patines, algo que no fue nada fácil, y me quedé sentado viendo. ¿Ahora qué? No sabía nada de patinar, ni siquiera sabía como ponerme de pie ahora...
-Umm.. Alaska... -le dije, un poco sonrojado y mirando al suelo- ¿Me ayudas? No sé que hacer ahora...

Terminó de ponerse los patines y se deslizo hacia donde él estaba, le ofreció su mano para ayudarle a levantarse.

-Sostente bien, ¿De acuerdo?... No tengas miedo. –Le sonrió para tranquilizarlo y se deslizó hacia atrás. El chico parecía tener miedo así que comenzó a moverse con mucha suavidad sobre el hielo. –Es similar al patinaje de ruedas, solo necesitas calmarte…

-P-pero si estoy c-calmado... -mentí, mientras tomaba su mano. Claro que no estaba calmado, de nuevo no había pensado bien las cosas, pero no quería verme como un cobarde frente a ella, ¡eso nunca!, así que me comencé a deslizar por el hielo.
Aunque sin soltarla, aún era muy pronto para eso. Poco a poco fui agarrando un poco de confianza, pero sólo apretaba más fuerte sus manos y miraba al suelo, viendo nuestros pies deslizarse. Eso me ponía más nervioso así que levanté la mirada y la miré directo a los ojos.
-Ve~ Alaska... -le comencé a decir al ver que ya nos habíamos alejado bastante de la orilla- ¿C-cómo lo estoy haciendo?