¿Como convencerte? (R-18)

-.quiero -bajé mi mirada apenado mientras mi cuerpo se estremecía al contacto con el mayor- e verdad...quiero -

En un impulso le abracé y comencé a aspirar su aroma a heering mezclado con colonia, me gustaba, y a él lo...lo amaba, de verdad lo hacía. A pesar de que, para variar, quedé mudo con sus palbras.

Simplemetne lo miré y acaricié su rostro para después besarlo pausadamente.

Le mire totalmente enternecido, en verdad me queria... o eso queria pensar. Acaricia su carita, sonriendo y de pronto bajando la mirada.

-Siempre quise... pedirte perdon Noruega-susurre besandole el cuello-Nunca debi dejarte ir con Suecia-susurre sobre la corbatura del cuello y el hombro.

-Se que jamas te pedi disculpas por eso... y ahora creo que es tiempo-susurre sobre sus labios, mientras empezaba a quitarle la camida y desabrocharle los pantalones.

Me separé con un poco de brusquedad.

-Idiota...eso ya está...en el pasado -sentí su brazos alrededor de mi cintura-. No tienes porque hacerlo -besé su mejilla para después hacerlo con sus labios.

-Den idiota -comencé a desabotonar su camisa roja y a besar un poco su cuello, demasiado lento y con miedo....era la priemra vez que hacía eso

Tome su manos, ayudandole a desabotonar la camisa, para despues sonreirle. Lo veia nervioso, pero a la vez ansioso por hacerlo. Lo bese de nuevo, quitandole la ropa a una velocidad mayor a la de él. Cuando tuve sus piernas descubiertas acaricie esa piel que de pronto se me hacia tan suave y cremosa.

-Eres totalmente hermoso norge-susurre sobre sus labios. Para despues pasar mis labios por las mejillas y nariz. Retire la camisa, dejandolo solo el ropa interior. Palmee el miembro noruego, besando su cuello. Los gemidos ahogados que dejaba escapar me hacian excitarme mucho.

-Noruega... te amo-le dije mientras le veia. Sus mejillas estaban deliciosamente encendidas y sus ojos brillaban dilatados de deseo.

Las manos danesas podían hacer perder a mi mente cualquier pensamiento coherente; la forma en la que acariciaba mi piel me encantaba, no podía dejar de soltar gemidos. Y es que estar a su lado me hacía realmente feliz; sus palabras por más falsas que fuesen le brindaban un poco de luz a mi fría vida.

-¡Ca-callate! -estaba bastante apenado y mis mejillas las sentía arder, no, no sólo mis manos, sentía todo mi cuerpo arder en prescencia de Den, sentir su aliento en mi rostro, la cercanía de los cuerpos, snetirme amado por él.

-Ya no me veas -cerré los ojos con verguenza, mi mienvro cada vez lo sentía más duro y quería estar con él, ser de él.