Una visita a Alemania~

Se me había hecho tarde, como siempre. Es que anoche había estado viendo una película de terror con un tipo horrible que tenía cuchillos o algo así en los dedos y se metía en tus sueños y... y te atormentaba hasta matarte y... y yo no debo ver películas de terror, mucho menos solo... El caso es que me la pasé con los ojos abiertos toda la noche, y cuando llegó la hora de levantarme no podía.
Y por eso perdí el vuelo a Alemania. Pero no era el único, así que tomé el siguiente, y dormí tranquilamente durante todo el viaje, bueno no tan tranquilamente, pero al menos dormí.

"Ve~ espero que Alemania no se moleste conmigo..." pensé, aunque sabía que sí se molestaría. En el aeropuerto me entretuve buscando mis maletas en la cosa esa por donde desfilan para que la gente las recoja. No es que llevara mucho equipaje, porque no me iba a quedar mucho tiempo.
Bajé del taxi que me dejó frente a la casa de Alemania, con una sensación en el estómago de preocupación. Llevaba un retraso de varias horas, a lo mejor Alemania tenía otras cosas que hacer y... bueno, me imaginé esperando fuera de su casa bajo la lluvia como un perrito faldero.

Toqué el timbre y esperé.

-Italia…-suspiré-Esta realmente atrasado…-dije mientras una venita saltaba en mi frente-¡¡¡Horas atrasado!!!

Refunfuñaba para mi, estaba muy molesto por que Feliciano había hecho lo mismo de siempre… Seguramente había perdido el avión por quedarse dormidote… le falta mas disciplina militar…

Me senté en la sala, tratando de mantener la poca calma que me quedaba cuando de repente escuche el timbre. Fui a abrir...era Italia quien se abalanzó a mi dándome un abrazo igual que siempre lo hacia y como era de esperarse, hizo que mi ira se fuera… pero no se salvaría de una reprimenda.

-Italia, ¿por que llegas tan tarde?-dije frunciendo un poco el ceño

-¿Ve~? ¿Es así cómo me saludas? -le respondí con un tono de falso reproche aún sin soltarle del abrazo. No quería hacerlo- ¡Tenía demasiado tiempo sin verte! Y si no te visito yo, tú no lo haces, jeje~
Eso no era totalmente cierto, pero que más daba. Giré mi cabeza y le di un beso en la mejilla. Estaba demasiado feliz de verle, y lo que menos quería era que me regañara por llegar tarde, eso me bajaría el ánimo. Pero al mismo tiempo sabía que si no respondía su pregunta tal vez se enfadaría más.
-Lo que pasó es que... mequedédormidoyperdíelavión -eso lo último lo dije tan rápido como pude y sin darle oportunidad de comentar algo, agregué-: ¡Y la comida del avión estaba horrible! Deberían poner pasta en el menú, pero no, sólo unas cosas secas y empaquetadas, ¡puaj! Pero tenía tanta hambre que igual me lo comí.
Bien, esperaba que con eso hubiera olvidado la pregunta.
-Ve~ extrañaba abrazar a Alemania... -dije, en un tono mucho más bajo y menos exaltado, cerrando mis ojos con mi cabeza recargada contra su pecho- Se siente tan bien... ¿Alemania extrañaba abrazarme? He extrañado muchas cosas de Alemania...

¿Con que tratando de evadir? Bueno, no me sorprendía, a el no le gustan los reproches.
No es raro que se quede dormido…tampoco me sorprendió que por eso llegara tarde…

Si solía ir a visitarlo, pero últimamente había estado muy ocupado… rescatándolo.

Correspondí al abrazo y lo mire acariciando su pelo- yo también… yo también extrañe abrazarte, Italia-dije con un leve sonrojo, ¿Qué mas le podía decir?, es un Hetare, pero aun así lo quiero…

-Bueno, dejando ese tema de lado…-dije con una leve sonrisa- ¿Estas cansado por el viaje? ¿Quieres ir a descansar o que vayamos a algún lado?-me le quede observando aun con algo de rubor en mis mejillas.

Alemania se ve lindo cuando se sonroja, y más si sonríe. Ese fue mi primer pensamiento antes de razonar un poco lo que me había preguntado.
-Vee~ ¿Descansar? -pregunté en voz alta, sí estaba un poco cansado del viaje, pero no quería desperdiciar tiempo durmiendo cuando podía estar con Alemania, entonces respondí lo que me sonaba más lógico-: ¡Lo que sea mientras no te separes de mí!
Me di la vuelta para tomar mi equipaje y llevarlo dentro. Pasé como pedro por su casa y lo fui arrastrando porque estaba algo pesado y como me cansé lo dejé en algún lugar de la sala mientras me recostaba en el sofá, sólo para descansar un poco de haber estado tanto tiempo sentado en el vuelo y todo eso.
En un minuto me levantaba.
-Ahhh la casa de Alemania es tan cómoda... -murmuré mientras abrazaba uno de los cojines y soltaba un suspiro- Y siempre está muy limpia... y ordernada...
Eso último apenas me di cuenta que lo decía mientras hundía mi rostro en la almohada.

El Rubor se hizo más notable, No podía ser evitado después de escuchar a Italia decir eso, aunque normalmente dice cosas como esa…

Puede que suene muy raro en mí, pero cada vez me que me reencuentro con Feli parece más dulce…cursi, ya se...

Después de unos segundos reaccione mirando como la confianza de Feliciano estaba intacta metiéndose a mi casa como si fuese la suya, bueno… prácticamente lo era, así que no me molesto en absoluto. Me pareció algo cómico como jalaba sus maletas en las que seguramente solo traía instrumentos de cocina para hacer pasta. Debí ayudarle en vez de quedarme viendo mientras una gota escurría por mi nuca al mismo tiempo que una risita salía de mi boca.

Entre y cerré la puerta percatándome que Italia estaba en el sofá – No desayunaste bien, ¿verdad?, Te preparare algo de comer- dije amablemente dirijiendome a la cocina dejando que el reposara donde estaba, mientras, me quede pensando en lo que sufrió con la comida del avión. Uno no debe quejarse de la comida, pero esa comida y la de los hospitales te hace pensar que nadie la hubiese probado antes de servirla… Dwag…

Escuché como Alemania iba a la cocina, y abracé con más fuerza la almohada. Me quedé así un rato.
Dijo que me haría de desayunar, y eso me hizo sonreír, comida preparada por Alemania... sonaba genial, aunque prefiera la pasta. Poco a poco el silencio comenzó a incomodarme, estaba demasiado cansado, pero no queria estar aquí solo. Necesitaba estar con él. A eso había venido, y tenía que aprovechar el tiempo porque después... bueno, no pensaría en cuando tenía que irme tan pronto.
Me levanté y me tallé los ojos, viendo a mi alrededor.
Me pregunté donde estarían los perros, seguramente en el patio trasero, que era enorme. Tal vez después saldría a saludarlos.
Caminé hacia la cocina, tratando de no hacer mucho escándalo en el camino.
Alemania estaba de espaldas a mí, preparando no sé que cosa, pero que olía bien, haciendo que mi estómago rugiera un poco.
Entré y choqué con una mesa tirando un vaso que se rompió en el suelo haciendo lo que me pareció un gran estruendo. Ocurrió demasiado rápido y no pude evitarlo.
-¡Lo siento! -grité antes de que me dijera algo desde el suelo- ¡Yo lo recojo! S-solo quería estar contigo... ¿necesitas ayuda con eso?
Eso último lo dije refiriéndome a la comida. Espero no haber arruinado el día, si acabo de llegar...

Concentrado en lo que preparaba, y pensando si necesitaba más queso o mas pescado, no me di cuenta que Italia había entrado a la cocina ni que había roto un vaso, sino que me di cuenta ya cuando me estaba pidiendo disculpas.

- …¿Mh?...- voltee hacia donde estaba Feli- No te preocupes por eso, deja, podrías cortarte – le sonreí – Yo después lo levantare-
-Ven, anda – dije mientras tomaba el rayador de queso y un trozo de este – puedes ayudarme rayando un poco y poniéndolo en un tazón que te voy a dar – deje el rayador y el queso en la mesa y fui a la alacena por algún tazón mediano que me encontrara.

Quería ponerle a hacer algo a Feliciano conmigo en la cocina. Seguramente se sintió algo raro solo en la sala.

-Toma, pon aquí todo lo que rayes – dije dándole el tazón – y cuando termines, tu mismo echaras todo a la olla – termine de decir sin dejar de sonreír y me dirigí nuevamente a la estufa para revisar la comida. Después recogería el vaso roto, no había prisa.

Asentí con la cabeza ante las instrucciones de Alemania, tomando el tazón que me había dado y dirigiéndome a la mesa donde estaba el queso y el rayador. Pero antes de empezar me lavé las manos.
Esperaba no echar nada a perder, aunque esto ya lo había hecho varias veces, y era fácil. Pronto me quedé rayando el queso de forma mecánica, mientras pensaba en que había visto una nube en forma de perro esa mañana, pensé en decírselo a Alemania pero en vez de eso me salió otra pregunta más importante:
-Alemania... -pregunté mientras dejaba caer el queso que iba rayando en el tazón-, ¿Qué vamos a cocinar?
Tenía mucha hambre , que incluso me comería incluso algo de würst de buena gana, y tratando de que no se diera cuenta para que no me regañara tomé algo de queso y me lo metí a la boca. Estaba delicioso.
No pude evitar sonreír, me sentía demasiado feliz de estar ahí con él.

-¿Mh…? Es sopa de pescado con queso y calabazas- Dije tranquilamente – Si lo piensas no suena muy bien, pero una vez que lo pruebes querrás comer más- voltee a verlo -Te lo puedo asegurar.-

Tape la olla y me fui a sentar a la mesa en una silla enfrente de Feli.

Por la cara que traía pude notar que enserio tenía hambre, pero tendría que esperar un poco mas.

-Eso me pasó a mi, no le veía ninguna gracia a la sopa esa- fruncí un poco el seño - Pero… Como no había nada más que comer y aun era muy pequeño para cocinar yo mismo mi Aniki me dijo que me la comiera...-

Una suave sonrisa y ojos perdidos se presentaron en mi rostro -Era… yo aun un país muy joven… Aunque aun no se de donde sacó el esa receta rara- dije y voltee a ver la olla.

Escuché todo lo que dijo, pero aún así la comida no sonaba convincente... En fin, la probaría porque me estaba muriendo de hambre y a lo mejor no era tan mala, confiaría en él ahora, pero para cenar prepararía pasta con mucho tomate y vino.
-Ve... a lo mejor Francia niichan se la enseñó -dije, mientras comía queso inconscientemente del que estaba rayando- me hubiera gustado conocerte de niño Alemania~ seguro eras muy lindo.
Sonreí al tratar de imaginármelo, ahora que lo pensaba, seguramente sería muy parecido a ese niño que había conocido hacía muchos muchos años... como no quería pensar en eso, traté de concentrarme en otra cosa mientras la comida estaba lista; además ahora tenía curiosidad, y al ver la cara meláncolica que había puesto por unos segundos, me pregunté también si extrañaría todo eso.
-¿Cómo fue tu infancia, Alemania? -pregunté dejando el rayador a un lado y tratando de llamar su atención- Cuando yo era pequeño, trabajaba de sirvienta y usaba un vestido ve~ sé que es raro porque soy un chico pero supongo que no me veo tan mal, ¡te mostraré si quieres! ¿y tú?