xx/xx/xx algo que nunca olvidare... [R-18]

No sabía cuánto tiempo llevaba esperando, el tiempo parecía jugar con mi mente, cada minuto parecía eterno, caminaba de un lado a otro nervioso y emocionado. Me detuve un momento, mire a lo lejos para ver si lograba verlo, pero no lo vi por ninguna parte. Me acerque a una banca y me senté, no podía soportarlo mas estaba muy emocionado, por fin después de haberle insistido tantas a veces había aceptado salir conmigo. – ¿dónde estará? – me levante y seguí caminando sin rumbo un lado a otro.

Se me había hecho tarde... como siempre. Había olvidado que Prussia me había invitado a salir, siempre me ha tratado bien y es hermano de Alemania, así que supongo que estará bien, así podremos ser más amigos de lo que ya somos, ¿no? Así que me arreglé lo más rápido que pude y salí corriendo de mi casa para ir a dónde habíamos quedado de vernos.

Estábamos en Roma, es raro que Prussia venga, así que quiero mostrarle muchas cosas... bueno, sólo si él quiere. Por fin llegué a la Piazza Navona, que es donde habíamos quedado de vernos y entre la gran cantidad de gente lo vi sentado en una banca y sonreí.

-¡Prussia! -grité y corrí hacia él- ¡Hola!

Estaba sentado mirando a toda la gente que pasaba por ahí, roma era un lugar muy extraño, había mucha gente en las calles corriendo de un lado a otro, West tenía razón ese lugar era un total caos. Pero por más gente que corriera y gritara nada lograría molestarme ese día. – ¿uh? – mire a un lado, alguien había gritado mi nombre. El chico corría hacia mí, con una enorme sonrisa y los ojos algo cerrados. Podría reconocer ese riso en cualquier lado. – ¡ita-chan! – grite.

Llegué junto a él y lo abracé, hacia mucho que no lo veía y entonces me fijé que en realidad no había cambiado nada fisicamente, seguramente yo tampoco. Además traía el pollito en la cabeza, ¡es tan lindo!
-Perdón.. por llegar tarde -dije un poco avergonzado una vez que me solté del abrazo, siempre que lo hago Alemania me regaña, así que sé que es algo muy malo- No lo volveré a hacer, lo prometo.
Esperé que me respondiera, mientras pensaba a donde iríamos, él me había invitado pero nohabíamos planeado nada realmente.

Me puse de pie, estaba a punto de saludarlo cuando de repente Ita-chan me abrazo. No supe que hacer en ese momento, mi cuerpo no respondía y sentía como mi cara cambiaba de color, estaba totalmente petrificado. Mi mente se destrabo y mi cuerpo recupero algo de movimiento cuando él me soltó, aunque mi cara aun seguía roja.
-Nn…No Im..importa Ita-chan- fue lo único que pude decir mientras mi mente trataba de asimilar lo que acababa de pasar- jamás había estado aquí asi que me entretuve dando vueltas por ahí.

-¡Bien! -dije tomándolo de las manos de frente a él y sonriendo. Pude notar que estaba un poco rojo, seguramente sería por el calor, ahhh debía haberse desidratado mientras esperaba por mí, ¡Soy un mal amigo!
-¿Quiéres ir a tomar algo? -pregunté algo preocupado mirando al suelo- ¿O prefieres ir a algún lugar en especial?
Respondiera lo que respondiera, lo llevaría a tomar algo. Hacía mucho calor, como es usual acá, y seguramente Prussia estaba acostumbrado a su clima frío. A lo mejor quisiera un helado también.

Estaba actuando de forma torpe y no me podía concentrar, si seguía así iba a terminar diciendo cosas que no debería. Decidí concentrarme y no volver perderme en mi mente, pero no contaba con lo que iba a pasar. Las manos de Ita-chan secuestraron las mías y estaban presas, estaba tan ensimismado tratando de concentrarme que no me di cuenta cuando paso hasta que sentí sus manos.
– si… vamos a tomar algo…- respondí mirando hacia otro lado. Sentía que el cuerpo me temblaba, esto se ponía cada vez mas y mas complicado… pero sobre todo emocionante.

-¡Genial! Ven -dije, sin soltarle una de las manos y comenzando a caminar con él a mi lado por la plaza. Había mucha gente como era usual a esa hora, era temprano todavía, así que teníamos todo el día para estar juntos. Miré alrededor, me sentía muy feliz de estar ahí con Prussia, el cielo estaba completamente despejado y delante de nosotros la escultura de los cuatro ríos se veía espectacular, igual que los obeliscos egipcios.

Había muchos turistas tomándose fotos y algunos magos haciendo presentaciones, como siempre, mucho bullicio, pero uno que me encantaba escuchar. Entonces paramos frente al Caffè della Pace. A veces iba ahí con Lovino, Alemania cuando visitaba o alguna chica bonita.

-Ve~ entremos, te va encantar aquí.. -le dije mientras lo guiaba dentro del local- ¿Qué quieres?

Ita-chan me tomo de la mano y me condujo a través de un inmenso mar de gente. El lugar estaba lleno de gente para ser tan temprano, estaba tan lleno que no podía caminar bien y topaba con las personas cada cinco pasos, era fácil perderse en ese lugar tan raro. Pasamos junto a unas esculturas muy extrañas, jamás en mi vida había visto algo así, no sabía qué era lo que en realidad simbolizaban pero no podía dejar de verlas. Por fin nos detuvimos, el lugar se llamaba Caffè della Pace. Ita-chan y yo entramos, me pregunto qué clase de lugar será este.
Nos sentamos en una mesa, ese lugar era más tranquilo que afuera, al menos ya no tenía que preocuparme por topar con todos o perderme entre la gente.
-mmmmm…yo quiero…¡helado italiano!-dije, señalando un cono de helado verde del menu. Siempre que ita-chan va a visitarnos comemos pasta que el prepara, me gusta mucho su pasta, más que lo que cocina west, tal vez el helado sea igual de bueno.

-¿Uh? Bueno entonces yo tambien -dije sorprendido por su entusiasmo y caminamos hasta el aparador.
Ordenamos, yo uno de vainilla y Prussia uno de piztache, nos los dieron en un cono y salimos del local, ya que sería algo raro quedarse ahí sólo para comer un simple helado y seguimos caminando por la plaza. Había mucha gente y era fácil perderse entre la multitud por lo que lo volví a tomar de la mano.
-¿Te gustó? -le pregunté, refiriéndome al helado.
Entonces al tratar de probarlo otra vez, se me cayó la bola de nieve al suelo, ahh, simpere me pasa eso. Debo empezar a tener más cuidado.
-Oh... no es justo... -dije parándome viéndolo con desilución, y también la mancha que me había hecho en la ropa, pero esa no me importaba.

Ambos compramos helados y salimos, nos volvimos a encontrar atravesando olas de gente. Sentí como ita-chan me tomaba una vez más de la mano y continuamos caminando. Estaba confundido, ese chico era muy extraño nunca había conocido a alguien como él, por lo general todos las personas que conocía trataban de conquistarse unos a otros… incluso yo lo hacía, ¿sería una especie de estrategia o algo por el estilo? le di un par de probadas a mi helado y luego lo mire, ¿Qué planeaba? Mi mirada cayó hasta nuestras manos y me quede mirándolas, entonces una idea cruzo por mi mente “podría ser que yo le gustase…” no eso me pareció imposible, además no era correcto… aunque la verdad a mí el me gusta tal vez podría… “¡no idiota que estas pensando! Somos amigos y ya no existe nada mas entre nosotros… si solo amigos…” seguimos caminando un buen rato, no me pude sacar esa idea de la cabeza “somos amigos y ya… vamos Gilbert síguelo repitiendo y tal vez te lo creas” estaba debatiéndome en mi mente cuando…
-¿te gustó?- me pregunto ita-chan. Eso si que no lo vi venir.
-kese..se… ¿que… dic..? tu …- no podía hablar en mi mente se procesaban miles de cosas, sentí la cara hervir, de seguro el pollo que tenia en la cabeza había pasado a mejor vida de tan caliente que se puso mi cabeza. Tome valor e intente contestar - tú… S…si me gust…tas much…
-Oh... no es justo...- exclamo ita-chan disgustado.
-¿uh?...- había tirado su helado, al parecer no escucho nada de lo que dije. Me miro con unos ojos extraños a los que no me pude resistir. Tome el cono vacio que tenia en su mano y pase mi helado al de el, después se lo devolví tome su mano y lo jale para seguir caminando.
-kesesesese si, si me gustó casi tanto como tu pasta... ¡ven vamos! quiero ver que hay por aca- dije tratando de disimular lo que había dicho por si me hubiese escuchado, aunque bien sabía que no lo había hecho… tal vez me arrepienta por no haber dicho lo que quería decir… tal vez…

-Ah... no tienes que.. -le dije al ver que me daba su helado y yo lo tomaba con un leve sonrojo- mejor lo compartimos, ¿si?

Entonces me tomó de la mano repentinamente y me arrastró a otro lugar diciendo que le había gustado tanto como mi pasta, eso me hizo sentirme muy feliz, pero aparte me sentía un poco estúpido porque él tuvo que darme su helado, ah, seguramente piensa que soy un torpe, no es algo que precisamente pueda negar pero me gustaría no serlo tanto. Además se veía un poco nervioso, quizás yo le molestaba, o estaba muy ansioso por llegar a donde había dicho que quería ir a ver. A lo mejor huíamos de alguien, pero descarté inmediatamente esa idea de mi cabeza, él me hubiera dicho algo- ¿Que querías ver Prussia?

Habíamos salido de la plaza y nos habíamos adentrado en una calle donde había menos turistas, no entendía que de interesante podía haber allí, yo pensaba llevarlo a los principales sitios turísticos, como el coliseo, pero en fin. Entonces vi una iglesia del otro lado de la callejuela, seguramente era eso lo que había llamado su atención. Era como muchas de las que hay en Roma, con la arquitectura renacentista, el mármol y las esculturas que adornaban con palomas sobre ellas. Me gustaba mucho, si yo me casara algún día, quisiera que fuera en una de estas iglesias...

-¿Era esto?

Caminaba sin rumbo fijo, aun sujetaba la mano de ita-chan, me había precipitado, ahora no sabía qué hacer. Miraba de un lado a otro en busca de un lugar al cual escapar, pero me fue imposible, ni si quiera podía pensar bien mi mente estaba hecha un caos por culpa de aquel maldito bullicio. Me estaba empezando a estresar, tenía que hacer algo, así que di vueltas aquí y allá, doble calles, atravesé las olas de personas, hasta que por fin llegamos a una calle un poco más vacía. El silencio me tranquilizo un poco, no sabía por qué esa calle estaba más sola que las demás pero la verdad lo agradecia. Seguimos caminando atreves de la calle, tenía que encontrar un lugar a donde llevar a Ita-chan…
-¿Que querías ver Prussia?... ¿era esto?- pregunto Ita-chan, sacándome de mi trance.
Nos habíamos detenido enfrente de un edificio diferente a los demás, era extraño todo lo que había en ese lugar, ahí las cosas tenían una especie de encanto que te hipnotizaba.
-¿Qué es ese lugar Ita-chan?

-Ve~ es una iglesia... Roma está llena de ellas- respondí, pensaba que era algo bastante obvio pero aparentemente Prussia no lo vio- ¿Quiéres entrar?
Me pareció extraño, era sólo una iglesia más, ni siquiera famosa, así que no supe porque se había interesado en ella. Además, no había misa en ese momento, estaba sola completamente. Volteé a ver a Prussia y vi que estaba no sé si agitado o nervioso, tampoco podía entender eso, quería decir que yo le incomodaba ¿cierto? O tal vez sólo había querido llegar ahí, por alguna razón que yo desconocía.
Me acerqué y empujé lentamente el portón de madera, que se abrió con un chirrido dejando ver el interior de la iglesia en penumbras, con sólo algunas velas encendidas en las paredes para iluminar; de cualquier forma un poco de luz solar pasaba por el mural de cristal que estaba sobre la entrada, dándole un aspecto tétrico. Tragé saliva pero volteé a ver a Prussia y le dirigí una sonrisa, no me pasaría nada porque él estaba ahí ¿verdad?
-Está abierta, así que está bien que entremos jeje, creo que te gustará.

Ita-chan abrió la puerta de la iglesia con un empujón y entro en ella, yo entre detrás de él, en el fondo sentía que era una mala idea. La iglesia estaba en penumbras, había muy poca luz que provenía de unas cuantas velas y otra poca que entraba por un mural de cristal. Recorrí la iglesia con la mirada, no pude ver nada pero al parecer solamente estábamos nosotros. Esa iglesia era algo tétrica, había un montón de bancas que chirriaban cuando las tocabas y el piso tenia alguno que otro borde que estuvo a punto de hacer que me fuera de bruces, pero lo peor era esa sensación de estar siendo vigilados por alguien, el problema era que ahí no había nadie de eso estaba seguro. Seguí examinando el lugar mirando de un lado a otro, tal vez el lugar fuese mejor si estuviese más iluminado, a cada instante me daba más miedo aquel lugar, me pregunto como la estará pasando Ita-chan. Lo mire en la oscuridad, parecía algo asustado.
-oye Ita-chan si quieres podemos…-no pude terminar la frase, mis pies toparon con algo haciendo que me precipitara para adelante, llevándome a ita-chan conmigo…

Nuestros pasos resonaban en el piso con un eco que me aterraba. Sin darme cuenta en que momento, comenzé a temblar y a aferrarme más a la mano de Prussia mientras seguíamos avanzando. Miraba hacia todos lados nervioso de que algo, cualquier cosa, pudiera saltarme encima desde la oscuridad.
-oye Ita-chan si quieres podemos… -me comenzó a decir Prussia, su voz seguramente llegó hasta la última esquina de la iglesia, pero no terminó la frase porque, de la nada, escuché primero como sus pies topaban con algo y fue muy tarde para reaccionar porque caímos sin poder evitarlo, entre tanta oscuridad no podía ver con lo que había chocado, y no estaba muy seguro de si quería saberlo.
Solté un grito mientras Prussia me arrastraba con él directo al piso y caí de boca, sintiendo un dolro horrible que me recorrió todo el cuerpo.
-¡Ahhh Dios! ¡¿Qué pasó?! ¡¿Qué pasó?! -comencé a gritar mientras lágrimas caían por mis mejillas y me salía un poco de sangre por la nariz. Volteé hacia con Prussia y lo abracé hundiendo mi rostro en su brazo aún estando los dos tirados en el suelo sin querer mirar atrás para ver con que habíamos chocado- ¡Prussia! ¡Prussia!

Un golpe seco estremeció todo el lugar. Tropecé y caímos de bruces, caí a un lado de ita-chan y me pegue en la quijada haciendo que mis dientes se cerraran de golpe y me mordiera la lengua. Sentí un dolor horrible en la lengua, como si algo se me hubiese enterrado, y un sabor a sangre que empezaba a llenar mi boca. Mierda tal vez me había cortado un pedazo de lengua, que idiota, tal vez tropecé con la pata de alguna banca o con un mosaico salido.
-¡Ahhh Dios! ¡¿Qué pasó?! ¡¿Qué pasó?!... ¡Prussia! ¡Prussia!- grito ita-chan en la oscuridad. Su voz resonó en todo el lugar, sonaba muy asustado.
-estoy bien no te preocupes…- dije mientras intentaba ponerme de pie, el estaba aferrado a mi brazo- ¿te lastimaste…? ¿Eh…?Escuche una banca crujir, un escalofrió recorrió mi cuerpo algo se había deslizado por mi tobillo. Me levante de golpe y cargue a ita-chan como pude en un ataque de pánico. Corrí entre las bancas, sin saber a dónde iba, mi corazón latía muy rápido. Vi una puerta por la que salía un poco de luz, corrí hacia ella la abrí de una patada y entre con ita-chan en brazos. Cerré la puerta y puse a ita-chan de nuevo en el piso, tome un respiro y cuando me calme un poco me di cuenta de que estábamos en un pasillo. Al otro lado había una puerta con una ventana por la que entraba mucha luz, tal vez sea una salida trasera, oh dios que así sea, estuvo a punto de darme un infarto.
-oye ¿estás bien ita-chan?- mire al chico, tenía manchas en la cara, rastro de las lagrimas que se le habian escapado, y un poco de sangre en la nariz. Vaya idiota por mi culpa le paso eso, tal vez ahora me odie y piense que soy un cobarde. Le limpie la cara con mis manos, ya que no tenía nada más a la mano.- siento haberte tirado…Ita-chan tenía toda la cara empolvada, se veía gracioso tal vez yo me veía igual, todo me empezó a parecer muy estúpido en especial yo, tal vez me había tropezado con la esquina de alguna banca y puede que un ratón haya pasado por mi tobillo.
-kesesese vámonos de aquí…- le dije a ita-chan, mientras le sacudía el polvo de la cabeza. Sentía que algo se me olvidaba, me rasque la cabeza tratando de descifrar que era. -¡ah! ¡¿No está?! ¡Ita-chan! ¿No has visto el pollo que traía en la cabeza?

-estoy bien no te preocupes…- me dijo- ¿te lastimaste…? ¿Eh…?
Apenas iba a abrir la boca para responderle cuando escuché la banca crujir y sentí como si se me congelara el corazón. Prussia se levantó de golpe y sin darme tiempo a nada me cargó, yo sólo me aferré a él hundiendo mi rostro en su pecho y rodeándolo con los brazos, sin entender muy bien que pasaba, no quería voltear a otro lado para ver. Esuché como pateaba algo y terminamos entrando a un lugar donde me bajó, aunque yo no quería soltarme de él... estaba demasiado asustado y no podía parar de temblar.
-oye ¿estás bien ita-chan?- me dijo, la verdad no estaba nada bien, pero el tampoco ¿qué había sucedido?, Prussia tenía el rostro lleno de polvo al igual que su cabello y sus ropas.- siento haberte tirado…
Quería decirle que no importaba, que mientras saliéramos de ahí todo estaría bien, pero las palabras no me salían y cuando me limpió el rostro con las manos sólo quería tomarselas.
-kesesese vámonos de aquí…- me dijo entonces rascándose la cabeza -¡ah! ¡¿No está?! ¡Ita-chan! ¿No has visto el pollo que traía en la cabeza?
Abrí los ojos con sorpresa, era verdad, el pollito tan lindo no estaba, tuve ganas de llorar otra vez y lo hice, seguramente se había quedado dentro, en la oscuridad, con el monstruo o lo que fuera...
-¿V-vas a volver...? -pregunté mientras lo abrazaba con fuerza- D-ebe estar del otro lado...
No quería entrar, pero tampoco quería quedarme solo de este lado; lo que quería era salir corriendo por la puerta trasera. Odiaba estos momentos, ¿no podíamos simplemente retroceder y volver a la tranquilidad de hace rato? Entonces esuché un leve piído y me quedé inmóvil, dirigiéndole una mirada a Prussia que quería decir "¿Qué hacemos ahora?" El pollito estaba cerca, pero, ¿Dónde exactamente?
No quería separarme de él, así que me quedé abrazandolo esperando en silencio y con mucha atención, y entonces lo escuché de nuevo. Gilbird tenía que estar por aquí. O tal vez del otro lado de la puerta.

Me maldije mil veces a mí mismo. Idiota, si no me hubiese tropezado no habría tirado a ita-chan y no habría perdido a Gilbird, que de seguro salió volando cuando me caí. ¿Qué iba a hacer ahora? No podía irme sin Gilbird “¡Idiota! ¡Idiota! ¡Solo metes la pata!”.
-¿V-vas a volver...? D-ebe estar del otro lado...-dijo ita-chan.
Me abrazaba fuertemente, se veía muy mal, sentía levemente como temblaba. Lo abrace por el cuello tratando de tranquilizarlo, me sentía mal por haber metido a ita- chan en esto, no iba a dejar que se asustara más de lo que ya estaba. Mire la puerta que estaba al final del pasillo, “tal vez deba sacar a ita-chan de aquí y después regresar a buscar a Gilbird” estaba sopesando la idea cuando un piido llamo mi atención. Ita-chan me miro inquieto, el piido vino del otro lado de la puerta, esperamos en silencio un momento y el piido volvió oírse. Al parecer estaba cerca de la puerta, muy bien estaba decidido.
Mire a ita-chan, tenía una cara de preocupación, sonreí. Me encantaba ese chaparrito, le acaricie el cabello y lo aparte a un lado.
-espérame aquí Ita-chan ¡volveré con Gilbird en un momento! Y después saldremos de aquí- le dije al tiempo que salía por la puerta del pasillo de regreso a la penumbra.
Todo seguía igual de oscuro, me puse a cuatro patas, no quería pisar a Gilbird. Anduve gateando entre las bancas, llamando a Gilbird de vez en cuando. Me sentía estúpido buscándolo de esa manera y mas llamándolo, como si me fuera a responder, de repente escuche como una puerta se abría y se cerraba de golpe. El ruido me asusto eh hizo que me golpeara en la cabeza con una banca. El golpe de mi cabeza resonó en toda la iglesia, me aguante las ganas de gritar y me sobe donde me golpee con la mano, puse atención y oí unos pasos, Ita-chan debió haberme seguido. Me incorpore para ir buscarlo y entonces lo escuche gritar.
-¡ita-chan!- lo llame y corrí hacia el lugar de donde provenía el grito.

Era obvio que Gilbird se había quedado del otro lado de la puerta. Supe que no tendríamos más opcion que ir por él.
-espérame aquí Ita-chan ¡volveré con Gilbird en un momento! Y después saldremos de aquí- me dijo Prussia después de acariciarme el cabello, ah pero eran palabras que no quería oír, sólo confirmaban lo que ya sabía. Que me quedaría aquí solo. No quería, me daba más miedo estar solo aquí con luz a acompañado en ese lugar oscuro, porque si me quedaba Prussia se encontraría en ese lugar oscuro.
Entonces me soltó del abrazo, se dio la vuelta y abriendo la puerta entró a buscar a Gilbird cerrándola otra vez y dejándome ahí.
-No me dejes... -susurré apenas sin darme cuenta, y volteé a ver el pasillo. No había gran cosa, algunos cuadros religiosos y una puerta que se veía cerrada a mi izquierda. Entonces me dirigí a la del final del pasillo por donde salía la luz y moví el pomo de la puerta, que giró sin dificultad abriéndola.
-Oh... -fue lo único que pude decir al ver que daba directo al jardín trasero de la iglesia, era una especie de huerto enorme donde en medio había una fuente de mármol y varios pájaros. Era aún de día y viendolo me sentí bastante alividado, estábamos salvados, nada peligroso podría estar en un lugar tan lindo...
"Iré a decirle a Prussia" pensé mientras me daba al vuelta y volvía a entrar. Corrí por el pasillo y finalmente entré por donde él había desaparecido, la puerta se cerró con un estruendo y me asobresalté, casi me dio un infarto. Entonces mientras tomaba aire escuché el piido de nuevo, sabía que estaba cerca, así que me puse a caminar para buscarlo.
Pero pisé algo, algo que crujió, y no pude evitar gritar.
"¡APLASTÉ A GILBIRD!" pensé con horror mientras comenzaba a llorar y gritar, sin poder decir nada coherente, no quería mirar abajo así que cerré mis ojos con fuerza. De sólo pensar que Prussia me odiaría comencé a llorar y temblar con más fuerza.
-¡ita-chan!- escuché que me llamó.
-¡Lo siento, perdóname, no me mates! -comencé a gritar- ¡Haré lo que quieras pero no me hagas daño!

Corrí hacia ita-chan sorteando el laberinto de bancas y cuidando cada paso para no tropezar otra vez. Estaba parado llorando no muy lejos de la puerta que conducía al pasillo.
- ¿hey estas bien? ¿Porqué gritaste? ¿Porqué estas llorando?- pregunte algo asustado al ver que lloraba.
-¡Lo siento, perdóname, no me mates! ¡Haré lo que quieras pero no me hagas daño!-grito asustado cubriéndose la cabeza con los brazos como si le fuesen a hacer daño. Hablo tan rápido que casi no se le entendía.
- ¿uh? ¿De qué estás hablando? ¿Por qué habría de hacerte…?- mi mirada recorrió su cuerpo y se detuvo en una bola mallugada de pelos que estaba debajo de uno de sus pies. Sentí como me empezaba a invadir el terror, podría ser Gilbird. Ita-chan dio un paso hacia atrás, trague saliva, me incline un poco y examine la bola de pelos que estaba embarrada en el suelo. Resulto ser un ratón que tuvo la mala suerte de ser pisado por una bota. Suspire aliviado de que no fuera Gilbird y me incorpore de nuevo.- tranquilo era un ratón. Nadie te hará daño mientras yo esté aquí. No creo que los ratones te juzguen por esto, además no fue tu culpa fue un accidente… tu no lo viste… el no te vio… y ¡crash!- dije tratando de animarlo.
Escuche el piido de Gilbird cerca de donde estábamos, mire alrededor y lo encontré en la pata de una banca. Lo recogí de donde estaba, lo volví a poner en su lugar y volví junto a Ita-chan.
-listo larguémonos de aquí- le dije a ita-chan y ambos nos dirigimos al pasillo. Estaba feliz de salir de ese lugar y de haber recuperado a Gilbird.

Un ratón. Gracias a Dios había sido un ratón. El alivio que sentí de que no fuera Gilbird me dejó atontado y apenas escuché lo que Prussia decía. Pero aún así, pobre ratón... lo maté...
Entonces Prussia tomó a Girlbird y poníendolo de nuevo en su cabeza nos dirigimos hacia la salida que habíamos encontrado antes, por fin todo había terminado. Yo iba trás él, pensando que habíamos tenido suerte de que sólo hubiera pisado un ratón, pero simplemente no podía dejar de sentirme mal por él. Tal vez mi hermano tenga razón, soy un llorón...
Prussia abrió la puerta y la luz del sol me golpeó de lleno, era extraño después de haber estado en tanta oscuridad, caminé hasta la fuente de mármol, donde corría un poco de agua, y me senté a la orilla de ésta dejando escapar un suspiro de alivio y resignación al mismo tiempo. Recargé mi barbilla en mi mano y miré al pasto, que se movía levemente por la brisa.
-Lo siento... -murmuré, tenía miedo (que novedad), pero no miedo de que me fuera a pasar algo terrible, era otra clase de miedo. Luego agregué tratando de sonar tranquilo, algo extraño en mí-: Lo arruiné, ¿verdad?, Si quieres podemos sólo... salir otro día.
Intenté sonreír como siempre pero no debió de haber salido muy bien, porque justo entonces una lágrimas comenzaron a salir por por mis ojos y rápidamente me cubrí con ambas manos.
-¡Veee perdón! -dije hipando- Tú querías divertirte aquí en Roma y yo te traje a un lugar donde casi pierdes a Gilbird, ¡debes odiarme!
Pero no quería que se fuera, tenía que encontrar las formas de arreglar las cosas, Prussia era mi amigo y no quería que me dejara. Pero ya me estaba disculpando, ¿sería suficiente?

Caminamos atreves del pasillo, ita-chan no hablo en todo el camino. Fue un silencio algo incomodo, tal vez se sentía mal por lo del ratón, trate de pensar en algo que decir para animarlo pero no se me ocurrió nada. al salir la luz del sol me segó, cerre los ojos y los abrí cuando me acostumbre a la luz. La puerta conducía a lo que parecía una especie huerto, había una fuente de mármol en el centro. Vaya ese lugar era totalmente diferente en el que habíamos estado hace solo un momento, fue algo irónico que me hizo sonreír. Ita-chan se dirigió a la fuente y se sentó, yo lo seguí y me senté junto a él.
-Lo siento... Lo arruiné, ¿verdad?, Si quieres podemos sólo... salir otro día.- dijo un poco triste. Iba a contestarle que no era verdad, que él no había arruinado nada pero en ese momento empezó a llorar y se escondió detrás de sus manos. -¡Veee perdón!- dijo hipando- Tú querías divertirte aquí en Roma y yo te traje a un lugar donde casi pierdes a Gilbird, ¡debes odiarme!Me puse de pie y lo mire, aun escondía su cara con sus manos. No me gustaba verlo llorar, me sentía mal por no poder animarlo y en cierto punto me frustraba demasiado no poder hacerlo sonreír como lo hacia West. No era muy tarde y todavía había algo de luz. Suspire, me puse en cuclillas frente a él, quedando a su mismo nivel y retire sus manos de su rostro.
-deja de llorar…no te odio... escucha tú no tienes la culpa de nada fui yo quien se perdió entre la gente y quien se tropezó en la iglesia-le dije mirándolo a los ojos- y ¿por qué crees que no me eh divertido? ¿uh?... bien, no es muy tarde así que aun tenemos algo de tiempo para ir a otro lado… ¡llévame al lugar que más te guste de toda Roma!- le dije al tiempo que me incorporaba. No quería que nuestra terminara y menos así. Me encantaba estar con Ita-chan y eran pocas las veces que lo veía así que tenía que aprovechar.

Me limpié las lágrimas y asentí lentamente con la cabeza. ¿Mi lugar favorito de toda Roma? Bueno, eso era simple. Me gustaba toda la ciudad, pero no podía evitar tener mis preferencias. Por algún motivo eso me animó bastante, ¿que importaba si nos habíamos asustado un poco? ¡Prussia no me odiaba y quería que lo llevara mi lugar favorito!
Me puse de pie de un salto sonriendo, y lo abracé durante unos segundos balancéandome. Una vez lo solté miré alrededor de pie sobre el borde de la fuente.
-Bien, ¡ya sé a donde quiero ir! -le dije buscando la salida del jardín, pero no se veía por ningun lado. Todo alrededor era un muro de ladrillos cubierto de hiedra. Finalmente vi una reja que debía ser una puerta.
-¡Allá está! -Le grité a Prussia saltando de la fuente y corriendo hacia el lugar a través de las hierbas; algunas se enredaban en mis zapatos y eran arrancadas por la fuerza de mis pasos, aunque estuve a punto de caer en una ocasión pero milagrosamente mantuve el equilibrio.
Finalmente llegué y entonces vi que estaba cerrada con candado, aún así traté inútilmente de abrirla.
-Oh-oh... -murmuré al ver que no funcionaba, entonces miré hacia arriba sabiendo lo que me esperaba, y al ver la altura de la reja tragué saliva.
Entonces volteé hacia Prussia y lo miré esperando que me dijera algo. Alguna solución, por favor.

Ita-chan se levanto de un salto y me abrazó, eso me tomo por sorpresa, todo mi cuerpo tembló en cuanto sentí como me rodeaba con sus brazos, una vez más sentí como me hervía la cara. Mi mente volvió a trabajar cuando se desenganchó de mí.
-Bien, ¡ya sé a donde quiero ir! -Ita-chan se subió al la fuente y se puso a examinar el lugar en busca de algo. -¡Allá está! – grito. Dio un salto para bajarse de la fuente y corrió hasta una reja algo oculta entre la hiedra.
Corrí tras el dejando atrás la fuente. Me detuve junto a él, Ita-chan estaba examinando la reja yo también me puse examinarla y vi que estaba cerrada con candado. Él intento abrir la reja, pero no lo consiguió.
-Oh-oh... – murmuro ita-chan y me miro con una cara de preocupación. Mire hacia arriba, estaba un poco alto pero podíamos pasarlo de eso estaba seguro. Volvi a mirar a ita-chan y vi que estaba muy nervioso.
-kesesesese ¿no me digas que te asustan las alturas? Ven vamos no te pasara nada –junte mis manos y me hinque para que ita-chan pudiera apoyarse y saltar la reja.
–ven sube –le dije. Vi como ita-chan dudaba – vamos no te pasara nada… no te dejare caer- él pareció sopesar la idea y después se apoyo en mi. Lo sujete fuerte y lo levante todo lo que pude poniéndome de pie.- bien… ahora intenta pasar al otro lado
Todo iba bien hasta que ita-chan se empezó a balancear. Sentí que perdía el equilibrio y que ita-chan se me resbalaba. – ¡Espera no te muevas tanto!- le dije. Estuvimos a punto de caer pero recupere el equilibrio y lo sujete con fuerza.
Una vez que ita-chan paso del otro lado de la reja. Me guarde a Gilbird en una de las bolsas de mi chaqueta, salté lo más alto que pude y escale la reja para pasar al otro lado. Me deje caer de un salto, caí de cuclillas y me incorpore.
-muy bien sigamos- dije al tiempo que sacaba a Gilbird de la chaqueta y lo volvía a colocar en mi cabeza, Pobre él es el que mas mal la ha pasado este dia.