Chocolate en la lluvia (Lili)

-Ok, vamos- Nuevamente salimos del lugar de forma cuidadosa, todos estaban fuera de los dormitorios, eso fue un alivio. Entré a la habitación de Lili y el tal Miguel, al menos no era un idiota desordenado. Me senté en la cama de Lili, con el conejo todavía en brazos, la herida seguía sangrando, puesto que el abrigo llevaba una gran mancha de sangre. Antes de que pudiera escaparse, logré sujetarlo un poco sin lastimarle.

-Vamos al baño para limpiarlo- Una vez más tranquilo, me dirigí al lavabo y abrí las llaves para que el agua se volviera tibia. -Rápido Lili, se está resistiendo-

Secamos con cuidado al conejo, se encontraba más tranquilo. -Yo soy muy tosco para esto de los primeros auxilios, mejor sigo sosteniéndolo- Tenía miedo a lastimarlo, de por sí tenía un aspecto muy malo, solo faltaba con que yo lo arruinara, y de eso era muy fácil si se trataba de una situación delicada.

Moví a la pequeña bola de pelo blanca para que mostrara la pata herida, aún cuando lo lavamos se veía muy mal. Intentó escaparse pero pude sostenerlo sin forzar demasiado. -Si se sigue moviendo de esta manera, se va a abrir más la herida-

No, para nada íbamos a dejarlo suelto si apenas lo salvamos, ni muerto tomaría esa decisión. -No veo problema en que te lo quedes... solo intenta que no ensucie o que..."Miguel" se de cuenta, no sé como vaya a responder- El conejo se veía mejor, y en nada, ya estaba dormido, o eso parecía porque se notaba que respiraba pero estaba muy quieto.

-Espero tu dedo siga bien... y eso me recuerda que debo hacer algo- Saqué mi fiel navaja suiza y con el filo del cuchillo me corté un poco el dedo. La sangre comenzaba a salir en pequeñas gotas, me puse un poco de alcohol y luego de presionar unos momentos, me puse la venda alrededor de este. Tenía que demostrar de alguna forma que las vendas si eran para mí.

-¿Vas a ponerle nombre?- Dije luego de un buen rato.

-Esa es la primera vez que uso la navaja para cortar... por lo general solo ocupo las tijeras, la linterna y las pinzas- Diablos, estaba al tanto que mi humor explotaba en cualquier momento, pero no era para tanto, como quiera solo la usaba para asustar, sin embargo, nunca he atacado a alguien con algo que no sean los puños.

Una corriente de aire entró a la habitación y Lili se pegó a mí. A pesar de todo, no tenía frío, quizá era porque estuvimos corriendo de un lado para otro con tal de salvar a... "Copito". -Bonito nombre, siempre has sabido nombrar todo tipo de cosas- Con una mano acaricié al susodicho conejo, éste no parecía tenernos miedo. -Me pregunto si tendrá hambre-

Suspiré, yo y mi bocota no parábamos de arruinar los buenos momentos. -Pero... puedo guardarla si tu quieres- Le dije de forma sincera, si tanto le disgustaba que trajera encima la navaja, quedaba la posibilidad de dejarla arrumbada en alguna esquina de mis cajones y no volver a tomarla... a menos que fuera necesario claro.

La cama improvisada de Copito lucía bien, probablemente no se despegaría de ahí luego del frío que hacía. -Voy por las bayas y si tengo la oportunidad, tomo algo de la cocina- Iba a ponerme encima el abrigo, pero este estaba cubierto de sangre, no mucha, pero era fácil de distinguir. -Lo mejor es que lleve esto a lavar... y que busque algo con que cubrirme- Me levanté y salí en dirección a mi dormitorio. Antonio no estaba, así que eso facilitó la operación, tomé una chamarra, dejé hasta abajo de la cesta el abrigo manchado para evitar preguntas y me fui al jardín.

Luego de vagar un rato para aparentar que nada ocurría, recogí las bayas y fui a la cocina. Evitando las miradas de todos me acerqué a donde estaban cortando unos vegetales, con una pequeña distracción por parte de otro alumno que pedía quien sabe que platillo nativo de su país, tomé unas zanahorias de buen aspecto. Nuevamente fui al cuarto de Lili, entré y cerré la puerta con seguro -Misión cumplida-

Me sentí sumamente ignorado y olvidado cuando Lili no me dirigió siquiera la mirada por alimentar a Copito... supongo que era normal, siempre yo era el que ocupaba su atención, o al menos cuando estaba a su lado parecía eso.

-Más al rato, cuando todo mundo se vaya a comer voy a la lavandería y la voy a limpiar, sabes que ese abrigo es mi favorito- Muchos recuerdos y buenas experiencias. -La verdad espero que se recupere pronto, me duele verlo así- Yo amaba la naturaleza, jamás atentaba contra ella como tirar basura o maltratar animales, odiaba a la gente que lo hacía de forma consiente solo para demostrar lo "geniales" que eran con sus actitudes indiferentes.

-Así esta bien, no te preocupes por eso- Obedecí luego de un rato, a decir verdad, me sentía un tanto cansado por dar tantas vueltas por ahí sin haber desayunado bien. Ahora tendría que esperar al almuerzo, y de ahí iban alrededor de 2 horas más de espera. Sentía el estómago arañado por la falta de comida, pero tenía la fortuna de que jamás gruñía, ni aunque pasara 4 días sin comer, se molestaba en hacer ruidos.

-Me siento mal porque te la pasaste preocupada toda la mañana... ya fuera por mí o por Copito, esto no era el día perfecto que tenía en mente- Terminé acostándome un poco sobre la cama, aproveché que estaba una zanahoria entre la comida que tomé para el conejo y le di un mordisco, con eso aminoraría al menos el deseo de comerme la mano izquierda.

Realmente, no esperaba a que Lili hiciera eso, pero no fue incómodo. La abracé de vuelta, fue cuando comenzé a escuchar como tarareaba una canción... un tanto desconocida para mí, sin embargo aquella voz que la hacía sonar era un milagro, se podía decir que Lili fue bendecida con el don del canto. Adoraba cuando lo hacía, solo pocas veces frente a los otros, y me sentía egoísta por ello, solo quería que cantara para mí, eso se escuchaba mal, pero era cierto.

Cerré los ojos y seguí escuchando, por ahora, estar así con Lili era mi mundo, mi propia burbuja donde todo era ajeno y no importaba para nada, no como lo que ocurría a su alrededor. Una vez hubiera terminado, solo le di un beso en la frente.

-Tienes una voz hermosa...-

(Off Rol: Edité lo último porque realmente... Lili no estaba cantando, como sea XD)

La cercanía de Lili con respecto a mi cara... me causaba pánico, y lamentablemente, no era porque me disgustaba eso. Me mordí el labio fuertemente, no al borde de que saliera sangre, pero sí para no morir de la pena o decir algo desagradable para el momento, se separó de mí, lo más conveniente para evitar otro desastre de proporciones épicas.

Tosí de forma disimulada, el sonrrojo se iba conforme pasaban los segundos, era horrible sentir la cara de esa manera, vulnerabilidad era la palabra que más me describía en ese tipo de situaciones. Por primera vez Lili aceptó mi cumplido, y eso de por sí ya era raro con el hecho de que cantara. Me senté a un lado suyo, pero un poco apartado.

-Me... encantaría escucharte otra vez- Me acerqué poquito, para demostrar que si estaba interesado, pero tenía mis precauciones.

Permanecí quieto... muy quieto, como si de un muerto se tratara, me limitaba a cerrar los ojos, respirar y concentrarme en la canción, esta avanzaba de manera fluida y tranquila.

-Fue maravilloso- Lili era mejor que cualquier diva americana que intentaban demostrar su talento por medio de mercadotecnia y chismes, claro que sí, lo de ella era talento puro además de ser una persona brillante y capaz, nadie podría negar ello. Sus ojos estaban brillosos, probablemente de la emoción ¿Cómo no estarlo? Le había salido de forma espectacular.

-No tengo palabras para describir... lo grandioso que has cantado- Estaba todavía impactado, no sabía que decir.

Su reacción me hizo sonreír, a pesar de que creciera tanto cada año, seguía siendo esa pequeña niña con la cual jugaba cada tarde en el parque o en el jardín de la casa. Esta vez no pude preveerlo, pero Lili al girar tropezó... y cayó encima mío. La piel se me llegó a erizar, estaba demasiado, demasiado cerca, ni siquiera pude encontrar la forma de poder hablar y preguntarle si se encontraba bien; estaba paralizado, y probablemente con la cara hecho un mar de color rojo.

La razón del porqué a esto era todavía más intrigante y confuso, las manos comenzaron a temblarme y el corazón me latía a mil por hora. Luego de unos segundos de lucha, pude recobrar el control de mis nervios. -¿T-Te encuentras bien?- Fue lo único que pude hacer, pues separarme de ella era toda una osadía peligrosa.

Sentía un nudo en el estómago cuando ocurrió toda la "situación", Lili había estado tan cerca que yo no pude evitar tampoco el acortar la distancia. Era un estúpido, ¿Cómo pude dejar que eso ocurriera? Yo tenía la culpa, no ella... Como si hubiera cometido un crimen por medio de medios sanguinarios, vi mis manos; temblaban como si sufriera del mal de Parkinson, tal vez era la impresión, no lo sabía con certeza, pero quería morirme.

Puse la cabeza entre las piernas y la sujeté con mis manos temblorosas. Era un accidente... solo eso, no podía ser otra cosa, ella era mi mejor amiga, mi hermanita, era imposible no verla de otra forma. Sin embargo, el deseo negaba todo ello, y nuevamente me sentía culpable de todo lo ocurrido. Sin que me diera cuenta, Copito se había salido de su canasta y estaba a punto de saltar al piso, pude atraparlo, aún cuando resbalé de la cama.

Y ahí estaba, en el suelo y abrazando al conejo, y se encontraba una similitud entre él y yo... teníamos miedo.

Y ahí estaba, intentando tranquilizale con pequeñas caricias en la cabeza, pero mis intentos eran en vano; el conejito no paraba de temblar. Fue cuando Lili apareció luego de su ida rápida al baño, su solo presencia lograba que quisiera salir corriendo de ahí, a algún lugar tranquilo y que estuviera fuera de la actividad humana, por primera vez pude sentir la claustrofobia de aquella forma, el cuarto era demasiado pequeño para poder aguantar toda la tensión, que cada segundo se acumulaba de forma letal como si se tratara de una bomba de tiempo.

Lili se disculpó, yo la miraba con algo de resentimiento, era inexplicable el porqué de eso -La verdad... es que no importa, solo fue un accidente y de no serlo... pudo haber ocurrido en cualquier otro momento, no tienes la culpa- Bajé la mirada un poco, no sabía que decir- Creo que es natural... y que no es la primera vez que nos ocurre eso- Claro que no, las relaciones de mejores amigos entre personas de distintos géneros eran problemáticas, uno no sabía cuándo el otro podía cambiar su forma de ver las cosas. De repente, Copito se escapó y fue directo a Lili, reí un poco.

-Conejo malagradecido, todavía que lo salvo de su suicidio, decide abandonarme- Sonreí.